Carta a la redacción. La historia de Susana V.
Pagaron “la casa” trabajando. No estaban en negro con salarios deficientes que incluían la vivienda mientras dura el empleo. No. Susana y los hijos ingresaron al country “Costa del Sol” por orden de la administración y empezaron a pagar “la casa” trabajando para el Consorcio; ese fue el acuerdo. A los varones les pagaban (algo) descontando expensas e impuestos de “la casa”, y a las mujeres no les pagaban porque “estaban pagando la casa”.
La Casa de Justicia de Mar Chiquita (Ministerio Público Fiscal) está al tanto de la dolorosa situación. El agotamiento, el hambre y los problemas de salud no fueron prioridad, porque estaban cumpliendo y pagando la vivienda familiar. Desmalezar, podar, mantener predios, cumplir guardias, vigilar y controlar espacios comunes, limpiar en finales de obra, casas, club house, salón de eventos, canchas, pileta, vestuarios, y obedecer todas las órdenes; ese era el contrato. Pasaron los años, y siguieron pagando “la casa” y todos sus gastos.
Cuando llegó el momento de tener los papeles de “la casa”, los trámites se hicieron un laberinto sin salida, con engaños, silencios y maltratos. En 2022, con la nueva Administración del Consorcio, el trabajo y los derechos de Susana empezaron a desaparecer. La administración marplatense empezó a impartir prohibiciones bajo la supervisión de: la oficina de administración interna, el intendente del Barrio y la guardia del Country.
LAS REGLAS DEL “NO”
Las reglas para “la ocupa” son: NO ingresan visitas, NO ingresan alimentos, NO ingresan servicios, NI leña, NO ingresan ambulancias, NI asistencia social. NO ingresan materiales para reparar ni mantener la casa. NO hay información NI dialogo. Susana V. vive en el Country Costa del Sol de Mar Chiquita hace casi veinte (20) años; a pasos de poder tramitar los papeles de “la casa”, no solo tiene que tolerar prohibiciones que la vulneran al extremo, sino que, en 2024, tiene que afrontar un juicio que inician unas apoderadas, portadoras de la voz de un heredero que reclama solo contra “la ocupa”, sin llamar al resto de los protagonistas en el conflicto, rechazando el diálogo y desacreditando los hechos. Aún no hay sentencia, pero, sin voz ni voto, Susana ya fue condenada por las apoderadas y la administración que sostienen órdenes de un “otro”. El Consorcio ¿víctima o cómplice de la administración?
¿UNA ESCLAVA EN EL SIGLO XXI?
Atentar contra la salud, seguridad, vida, libertad, reputación y posesión de una persona jubilada, a cargo de dos nietos y con una discapacidad a cuesta ¿Dónde se encasilla? Hasta saberlo, en el municipio de Mar Chiquita existe un Country con la autonomía suficiente para desconocer leyes en nombre del “reglamento interno”.
La decisión que se tome en la “seguridad, naturaleza, tranquilidad y privacidad del Country Costa Del Sol” es clave. Si despojan a Susana de todo derecho, solución e indemnización, entonces… solo fue una esclava en el Siglo XXI.