Inaugurando la “Semana de Mayo”, jueces y fiscales se dieron cita ante la convocatoria lanzada por el padre Pedro en la parroquia Santa María Madre del Pueblo ubicada en el Barrio Padre Rodolfo Ricciardelli -ex villa 1-11-14- de CABA, junto a más de un centenar de referentes académicos, gremiales y sociales.
La cita consistió en una sucesión de voces que confluyeron en un interesante diálogo, surgido sin armado ni jerarquías, en el que, magistrados de diversa extracción se alternaron con dirigentes barriales, militantes de base y representantes sindicales.
Portando las escarapelas de rigor, se ocuparon de atender las demandas de justicia en favor de los sectores más frágiles y vulnerables, provocadas por el actual contexto social.
Este sábado 18 de mayo, bajo la rogativa “Debemos decir: ¡Queremos un sistema justo!” pronunciada por el Papa Francisco, se llevó a cabo el encuentro “Diálogos por una justicia realmente Humana”, que reunió un amplio abanico de jueces y fiscales, referentes sociales, gremiales y representantes barriales en la Parroquia Santa María Madre del Pueblo ubicada en la ex villa 1-11-14.
En un evento inédito cuyas características llamaron la atención de los asistentes, magistrados guiados por su conciencia cristiana acudieron al barrio a escuchar a los vecinos y referentes sociales, para luego exponer sobre su rol institucional específico frente a las circunstancias relatadas. Los temas de agenda consistieron en aquellos que ocupan las urgencias principales de quienes habitan en el barrio: la crisis del trabajo, los problemas del ñ acceso a la salud y la expansión del narco.
En su mensaje de bienvenida, el Padre Pedro resaltó el rol de acompañamiento
permanente que cumple la iglesia en los barrios.
Los juristas presentes señalaron que, aun cuando parezca el más insignificante acto humano frente a la más pequeña realidad social, así se contribuye a afianzar el bien común. También dijeron que frente al dolor de los que más sufren, los más frágiles, los más vulnerables, y a ciertos hechos y situaciones que son causa de preocupación, somos optimistas y portadores de esperanza, con deseos de superación y realización de las aspiraciones de los más postergados.
Los jueces dejaron sus corbatas y diplomas en los despachos tribunalicios para llegar hasta el barrio y escuchar de primera mano los problemas cotidianos.
Luego de un nutrido intercambio entre los participantes y antes de clausurar en horas de la tarde el encuentro, Gabriela Vázquez, presidenta de la Cámara nacional del Trabajo, expresó que:
“Es una etapa bisagra y difícil de nuestro país en la cual uno siente que se está rompiendo la matriz productiva y laboral, ambas cuestiones que otorgan dignidad a las personas”. En este contexto, agregó que: “La Corte Suprema como cabeza del Poder Judicial tiene que funcionar y los demás jueces y juezas nos tenemos que comprometer la justicia al servicio del pueblo porque de lo contrario el sistema judicial no sirve para nada”.
Julio Piumato, Secretario General de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación, dijo que: “El problema que tenemos en Argentina es que frente al crimen organizado no tenemos las políticas correctas para combatirlo y por ello excede a la justicia”. Tambien señaló la necesidad de abordar el aspecto concerniente al “lavado de activos que acarrea el narcotráfico y los agentes que lo llevan a cabo”.
Juan Grabois, en su calidad de abogado y profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, refirió que “La idea de los Derechos Humanos era un consenso y ese consenso se rompió al igual que hicieron con la Carta de las Naciones Unidas Y agregó: “Se rompió por el fenómeno que muchas veces marcó Francisco, el nominalismo: proclamar derechos que no existen o que, en realidad, no existen para una gran parte de nuestro pueblo”.
Asimismo, el juez Alejandro Slokar dijo: “Venimos a abrazar a los más vulnerables, para que ninguno quede al borde del camino”, porque “Así como la dignidad humana es el límite de cualquier autoridad, la finalidad de todo Derecho es el bienestar del pueblo”.